Yana, del 2016 y tamaño mediano, salió de la mano de Txikas de Etxauri para trabajar sus pánicos que la imposibilitaba a una futura adopción estando entre rejas. Había que curar su pasado que la tenía atascada en un espacio poco favorable a crear mejoría alguna. Llegó a Pico Chaparral, en Toledo, una residencia dónde no sólo los cuidan si no que también trabajan la educación y restablecen sus emociones. Desde su llegada ha hecho grandes avances, aprendiendo a pasear con correa, saliendo a recibir y disfrutando las caricias como siempre ha merecido
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